lunes, 29 de abril de 2019

La Duda



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Ausencia de fe


Siempre que pienso en la duda recuerdo una conversación que tuve en la que alguien muy sabio decía que, ésta solo existía en los vacíos donde la fe no estaba sembrada.

Creo que todos convivimos con la duda pero reconocerla es un paso importante para restarle poder y empoderar correctamente nuestra vida hacia el lugar al que queremos llegar.

Dudar en si no tiene problema, la duda permite momentos importantes de reflexión y análisis, es una oportunidad inmensa para filtrar y elegir verdaderas opciones y caminos; lo nocivo aparece, cuando la duda es un estilo de vida que me mantiene en estado de alerta y fatiga interpretando al mundo y a las personas como posibles fuentes de daño.

Me gusta hablar de la fe porque hace parte de mi experiencia de vida y creo con total certeza que ésta se desarrolla y se fortalece a medida que aprendo a fluir en ese plan invisible que fue diseñado para cada uno de nosotros.

Pero al hablar de fe lo que les propongo es analizar qué tan ausente o presente estamos de ella y que tanta presencia tiene la duda sobre mi vida.

Una vida en duda permite la intromisión y la opinión de todos, es una vida ajena vivida a partir de la experiencia y/o deseos de otros, porque al no tener confianza de quien soy y por donde me muevo, siempre tendré que esperar que alguien más decida y al permitirlo simplemente me convertí en un espectador de lo que podría ser.

Recuerdo la película The Truman Show y creo que es la mejor forma de mostrar como al dudar, dejo el control en manos de otros para que planeen y construyan un mundo que tal vez está muy lejos de la realidad que me merezco y deseo tener.

Dudar tiene un orden natural para ayudar, pero vivir en la duda solo fomenta la ausencia de ti y tu eres la pieza más importante en el diseño de tu propia vida.