Dejar ir una resolución que cuesta
Soltar
es tal vez una de las acciones más difíciles para el ser humano y es que el
apego realmente pega, no solo a las personas, también a las cosas, espacios,
ideas, en general a todo aquello que creemos nos pertenece y obvio en esa
relación de pertenencia experimentamos felicidad.
La
pregunta sería entonces ¿por qué si experimento felicidad, el dolor es más
fuerte cuando debo soltar? La respuesta va a parecer sencilla, pero eso no
quiere decir que en verdad lo sea. Soltar duele porque debemos abandonar lo que
creíamos nuestro o eterno.
Soltar
es desprender, ¿te has imaginado quitarte un dedo? Bueno esa es la mejor
analogía del duelo, al tener que continuar sin aquello que considerabas tuyo,
la pérdida cobra valor y peso y muchas veces, esa pérdida se convierte en un
tremendo lastre sino aprendes rápidamente a soltar.
El
duelo se presenta entonces como ese vacío maravilloso donde al experimentar el
abandono o el desapego, encuentras lo que a mi juicio son las 3 herramientas
principales para superarlo:
. El agradecimiento. Gracias por quien fue, gracias por lo que me sirvió, gracias por cómo me hizo sentir, gracias por los recuerdos que ahora son míos y estarán en mi historia de vida, simplemente gracias. Si no lo hubiese vivido nunca lo habría sentido.
. Darle paso a la nostalgia en lugar del dolor. La nostalgia no se apega, sólo recuerda y al recordar casi siempre está acompañada de los mejores momentos y estos son un insumo importante para salir a flote.
Solo recuerda, que así como la nostalgia puede ser una catapulta
para salir del dolor, también se puede convertir en la más dulce compañía para
evitar volver a la realidad. El dolor se
debe vivir así como la realidad se debe enfrentar.
. Dar la vuelta a la hoja. Nada es para siempre, recuerda que tu libro de la vida aún tiene páginas, no te canses de escribir en ellas, crea, construye, sonríe, llora, y siempre recuerda volver a empezar.
. Dar la vuelta a la hoja. Nada es para siempre, recuerda que tu libro de la vida aún tiene páginas, no te canses de escribir en ellas, crea, construye, sonríe, llora, y siempre recuerda volver a empezar.
Vivir
el duelo es tan importante como vivir la felicidad, ambos estados son importantes
y merecen la pena ser vividos, no le temas a la risa ni tampoco le temas a las
lágrimas en los dos co existe el secreto de la vida.
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