Realidad o Sofisma?
Los
propósitos tienen un objetivo claro: definir una meta a corto plazo que nos
acerque al estado ideal de la vida que soñamos tener.
Un
propósito requiere 3 elementos fundamentales para que logre materializarse:
. Claridad. Entre más
claro sea el deseo más fácil es establecer los mecanismos de búsqueda. Pero si
su propósito carece de claridad pronto se volverá un sofisma de distracción que
estorbo en sus deseos y en su cabeza, y que solo le dará como resultado
decepción, una decepción muy posiblemente enmarcada en el “soy un fracaso”, “no
tengo suerte” o “no sirvo”, conclusiones que emergen del interior para
justificar la situación que desde el principio no se definió correctamente.
. Coherencia. Nuestros propósitos deben ser coherente con
lo que somos y deseamos, entre más lo sea, más sencillo va hacer el camino a
recorrer porque no estará en contra de tu esencia. La falta de coherencia por
su parte, propone escenarios deslumbrantes, irreales y muy genéricos, donde
todo cabe pero nada sirve.
. Determinación. Este es el elemento que tal vez, más cuesta
establecer porque es el que moviliza la acción que se requiere. La
determinación propone ejecución y la ejecución es la llave para materializar;
aquí no cabe los aplazamientos, las justificaciones metafóricas ni las excusas
y pretextos, es un estado de sí o no.
Los
propósitos son pequeños pasos bien direccionados hacia una meta concreta que
nos llenará de satisfacción la vida.
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